Historia del Municipio
PREÁMBULO
Según relata la historia, en un principio el nombre que recibió de parte de sus primeros habitantes fue el de “Santa Cruz de Belén de los Indios Choles”, acción que data del año 1603 (según refiere el fraile Joseph H. Sotomayor), lo que lo convierte en uno de los pueblos del período hispánico más antiguos de las Verapaces con cuatrocientos años de existencia.
En su mayoría los habitantes se dedican a las faenas agrícolas y cosechan sus granos de primera necesidad. Entre las industrias artesanales que destacaron, y que aún existen en pequeña escala, están la de elaboración de panela, así como la producción de brea y aguarrás. Actualmente muy pocos de los indígenas del municipio hablan idiomas mayas (Acchí, Cakchiquel, e incluso Quiché), hacia la época de su reducción en el siglo XVIII, hablaban la lengua Chol Lacandona, que también se conocía como cholií o kholií.
En su “Historia de la Provincia de San Vicente de Chiapa y Guatemala”, que escribió a principios de la segunda década del siglo XVIII, el dominico fray Francisco Ximénez indicó que para más clara noticia hacía una descripción de lo que era la nación chol; datos que se copian, no sólo por su interés, sino que también como una base para lo que más adelante se menciona referente al municipio de Santa Cruz El Chol: “La nación Chol en tiempo de su gentilidad estuvo poblada en todas las tierras que hoy comprende Chiquimula de la Sierra, Esquipulas, Casaguastlán y todas aquellas montañas que están sobre el Golfo Dulce y con el tiempo se extendieron algo hacia aquellas montañas que están de la otra parte del Golfo y río que se llama del Castillo (hoy lago de Izabal y río Dulce), hacia la provincia de la Verapaz y más a lo que hoy es el Petén. Pero estos fueron pocos respecto de los muchos que comprendían las tierras dichas de Chiquimula, Casaguastlán y Esquipulas, de cuya nación Chol se fundaron todos los pueblos que hoy son de los curatos de Chiquimula, Esquipulas y Casaguastlán, aunque algunos de ellos muy deteriorados el día de hoy, además de los muchos indios que consumió la guerra, que fue muy sangrienta por esta parte en tiempo de la conquista, por ser aqueste un reino de mucha fuerza que es el que llamaron de Copán, como lo demuestran las grandes ruinas de sus edificios que no se ven tales en todas aquestas provincias (las ruinas de Tikal y otras de gran dimensión en Petén no habían sido descubiertas entonces). Sujetos y sojuzgados todos los que estaban como fuera de las espesuras de las montañas y fundados los pueblos de los tres curatos dichos, quedaron separados los demás choles que estaban en la parte del Golfo Dulce, que eran los menos y muy desparcidos por lo montañoso de la tierra y lo inaccesible que fue el poder penetrar las montañas que están sobre el Golfo Dulce, y sólo se pudo reducir por nuestros religiosos cuando se fue reduciendo la provincia de la Verapaz”.
Continúa fray Ximénez refiriéndose a los indios choles: “Los que se hallaron en lo que se pudo penetrar por el río del Golfo Dulce desde Tactic, Tucurú y Tamahún hasta Polochic, que ya era sobre el paraje que es hoy el Castillo, de una banda y otras, juntándose aquellos pueblezuelos que juntó la santa memoria del venerable Padre fray Domingo de Vico, quedándose las montañas que están a la parte de la Verapaz y propiamente hacia el pueblo de Cajabón sin penetrar por entonces y sólo se atravesaron muy abajo y hacia el mar en el viajo}e que hizo el invicto don Fernando Cortés cuando de el Petén salió al río del Golfo, que ese camino fue ya muy bajo y aun allí fueron muy pocos los indios que topó, como consta de Bernal Díaz del Castillo, que se halló en aquella jornada. En el camino que llevó Cortés del Petén al Golfo y el camino que hoy va de Cajabón al Petén, que viene a quedar como triangular y cada uno de sus ángulos no llegará a 80 leguas, que todo es de montañas espesísimas, fueron siempre pocos los indios que hubo de aquesta nación Chol. Y aunque quieren hacer muchas naciones y provincias, no es más que una, que los varios nombres que les dan es sólo de parcialidades o familias, que cada una suele no tener treinta personas y esta es la verdad, como se ha visto claramente, y lo más que se halló fue la nación o parcialidad del Mopán, que también era de muy poca gente y fue la que se halló en el camino que se hizo de Cajabón para el Petén y allí cerca los pueblos de Chocahau, May, y Manché, todos de poca gente y lo mismo Salclax, Cancal y las rancherías de Campamac, Ruilá, Canié y Boloncoi; y así cuando se habla de aquestos indios choles y de el Manché se entiende desde aqueste camino que de Cajabón va para el Petén, cayendo a la parte del Golfo Dulce; porque de la parte de este camino al lado que llamaremos del Lacandón todo es despoblado y no se sabe que haya gente, aunque propiamente no es para el Lacandón, sino para el despoblado que está entre el Lacandón y Petén”.
Lo anterior es un preámbulo para el conocimiento del más probable origen de los que fueron los primeros habitantes formales de éste municipio, y que fueron quienes dieron parte del nombre que hasta la fecha se conserva: Santa Cruz El Chol.
DATOS HISTÓRICOS
En la Iglesia Católica de Santa Cruz El Chol se conserva el “Libro de difuntos que se han enterrado en un sitio de Santa Cruz de Belén de los Indios Choles que están abesindaos del valle de Urram en la jurisdicción de la Verrapaz y también están en este libro los españoles que se han enterrado en este pueblo de Santa Cruz y estando el recuerdo del fraile Joseph H. Sotomayor vicario de otro pueblo mando a ordenar este libro en este mismo año”. El año al que se refiere es el de 1685, donde consta que los primeros difuntos enterrados en este lugar fueron el señor Marcos Cucul, Cacique de Santiago; su esposa, María Ana Chos Arau; y la hija de ambos, todos antes de 1685. Cuando menciona “el recuerdo del fraile J. Sotomayor…”, está haciendo referencia a la firma del religioso en el libro.
Según información obtenida del Diccionario Geográfico Nacional, a principios de la segunda década del siglo XVIII, el cronista dominico fray Francisco Ximénez, anotó en el libro quinto de lo que se conoce como Historia de la Provincia de San Vicente de Chiapa y Guatemala, que de orden del Presidente de la Real Audiencia, Gobernador y Capitán General del reino de Guatemala, don Jacinto de Barrios Leal, en el año 1689 entraron indios de Cahabón a la montaña del Chol (actualmente las sierras Chuacús y Chamá), para sacar a los indios choles infieles y alzados allí, a efecto de fundar con ellos el pueblo de Santa Cruz.
El Alcalde Mayor de la Verapaz, don Joseph Calvo de Lara, los asentó en el valle de Urrán, en una ladera tendida a las faldas de la montaña de Rabinal en el paraje que los indígenas llamaban San Clemente y San Diego, donde había una cruz, por lo que luego tomó el nombre de Santa Cruz y más tarde Santa Cruz El Chol. El dominico fray José Ángel Zenoyo tomó en 1690 posesión del lugar a nombre de los choles, a quienes ayudó con todo lo necesario, construyéndoles también habitaciones y vistiéndolos.
Anotó Ximénez en relación con Zenoyo al tratar lo relacionado con el año 1700, como testigo ocular: “Cuando se trató de la fundación del pueblo de Santa Cruz fue mucho lo que trabajó en fundar el pueblo en aquel despoblado, él personalmente y con sus manos ayudaba no sólo a la fábrica de la iglesia muy aseada que allí hizo, sino en las casas de los mesmos indios, enseñándoles cómo habían de hacer sus casas. Pero ellos eran tan bárbaros que como si hablara con piedras o trancas, así se daban por entendidos. …Cuando más batalló el buen religioso fue cuando trugeron los indios choles al pueblo de Santa Cruz del valle de Urrán”. En otra parte de su crónica, al referirse al año 1706: “En aquesie mesmo año se executó la última saca de indios choles de aquellas montañas, no por los misioneros nombrados en el intermedio sino a expensas de el reverendo padre Presentado fray Juan del Cerro, cura de Cahabón. Y conducidos al valle de Urrán a expensas de todos los religiosos, porque como queda dicho, aquellos misioneros no se nombraron más que de perspectiva para con nuestro reverendísimo y hacer los informes para las pretensiones que se hicieron a su magestad. … La verdad de aquesta saca de choles es como se sigue:
“Solicitó el Provincial con el padre Presentado fray Juan del Cerro, que supiese de los indios de Cahabón si había algunos indios infieles por aquellas cercanías y que procurase sacarlos. Así los executó a su costa dicho padre Presentado y sacó cuarenta y una personas entre chicos y grandes, hombres y mujeres y a su costa los puso en el pueblo de San Pedro (hoy San Pedro Carchá). De allí los puso en Cobán el ministro de aquel pueblo y de aqueste modo, de unos en otros los pusieron en el pueblo de Rabinal, donde los recibí yo, y los mantuve desde el día 13 de junio hasta fines de julio, que les mandaron ir al pueblo de Santa Cruz para donde fueron y se les dio un poco de maíz, chile y frixoles para que se mantuviesen. Con esto acabó su oficio el Provincial, quedando aquellos pobres pereciendo de hambre, llegando a tanto la desesperación que un indio ahorcó a un hijo suyo porque le pidió de comer. Y con este trato, blasfemaban de Dios y de su santa ley por haberlos sacado de sus tierras, donde tenían todo lo que habían menester. Solicité con el Provincial que se siguió algún socorro para aquellos pobres y dio de Provincia doscientos pesos, que se les compró de maíz y frixoles con que fueran pasando y con aqueste mal trato se fueron acabando, de modo que al cabo de cuatro años ya no habían quedado de ellos más que nos cuatro. Y aqueste año fue la reducción de los infieles con que se hizo todo el papel a su magestad con que ganó el Provincial las gracias de lo que merecía grave reprehensión, por haberlos sacado a morir desesperados y blasfemando el santo nombre de Dios”.
En el Capítulo Cuarto de su libro Sexto, Ximénez se refiere a la última saca de choles del año 1706: “En aueste mesmo año se executó la última saca de indios choles de aquellas montañas, no por los misiones nombrados en el (capítulo) intermedio, sino a expensas de el reverendo padre Presentado fray Juan del Cerro, cura de Cahabón. Y conducidos al valle del Urrán a expensas de todos los religiosos, porque como queda dicho, aquellos misioneros no se nombraron más que de perspectiva para con nuestro reverendísimo y hacer los informes para las pretensiones que se hicieron a su magestad, que junto con el donativo violento de todos los religiosos, se envió en su nombre (nota: del obispo fray Mauro de Larreátegui y Colón) a su majestad, hicieron un gran papel para que su majestad le enviase cédulas de gracias que le envió y fueron siendo disposiciones para la merced del nuevo obispado que hoy tiene hecha. La verdad de aquesta saca de choles, es como sigue: …”.
En la visita pastoral que el arzobispo doctor don Pedro Cortés y Larraz hizo a su diócesis entre 1768 y 1770, conforme figura en su Descripción Geográfico-Moral de la Diócesis de Guatemala y que constituye una verídica y concienzuda narración de la realidad de esa época, el prelado llegó en 1770 a la entonces parroquia de la administración dominica, o Presidencia de Santa Cruz del Chol, se lee que desde el pueblo de Rabinal “hasta el de Santa Cruz del Chol hay seis leguas, rumbo de norte con inclinación al oriente, a sur con inclinación al poniente. Todo es camino pésimo, muy fragoso y lleno de precipicios. Se cruza del río de el agua Caliente, no muy caudaloso. El pueblo de Santa Cruz del Chol es Presidencia comprendida bajo la canónica de Rabinal y no tiene pueblo alguno anexo, pero sí los valles y sitios siguientes: 1°. Valle de Chivac. 2°. Trapiche de los Reyes. 3°. Valle de Urrán. 4°. Valle de Saltán. 5°. Hacienda de Agua Caliente.- Valle de Chivac a 7 leguas, Trapiche de los Reyes a 5 leguas. Valle de Urrán, a 5 leguas. Valle de Saltán, a 11 leguas. Hacienda de Agua Caliente, a 3 leguas. En el pueblo del Chol hay familias de indios 40 con 158 personas. En el mismo hay familias de españoles y ladinos 20 con 102 personas. En el Valle de Chivac hay familias 155 con 693 personas. En los valles de Urrán, Saltán, Trapiche y Hacienda, hay 160 familias con 733 personas, de que resultan haber en esta Presidencia familias 375 con 1686 personas, de las que nada puede saberse si son españoles, indios o ladinos, porque son una mezcla, desorden y confusión de todos”.
“Para que pueda formarse de lo dicho alguna idea, se ha de entender que por la banda del sur del Chol corre de poniente a oriente un río llamado Grande y muy caudaloso, cuya corriente dista del Chol seis, ocho, doce y más leguas por diversas partes”. El arzobispo Cortés y Larraz se refiere sin duda al río Grande o Motagua, que actualmente es el límite entre el municipio de Santa Cruz El Chol y el departamento de Guatemala.
El pueblo del Chol está situado en un laberinto de cerros y montañas muy escabrosas, las más vestidas de árboles, pero algunas también de peña viva, son arboledas. Cerca de la orilla del río hay algunas llanuras con valles algo frondosos, pero muy reducidos. Estos valles arriba nombrados, en los que se comprenden los otros, de manera que el de Chivac contiene veinte y tres sitios distantes uno de otros, desde media hasta tres leguas y habitan en todos las familias y personas que no se ponen en este valle, que mira a la parte del oriente.
“Los dos valles de Urrán y Saltán contienen veintinueve sitios, que comienzan a correr desde el sur del Chol hasta su poniente, distantes unos de otros desde media hasta cuatro leguas y habitan en todos las familias y personas que se dice arriba y los tres dichos valles se hallan en tal disposición, que a continuación del primero se sigue el segundo y a continuación de éste el tercero. No sólo conducirá lo dicho para la inteligencia de este territorio, sino también para el de las parroquias de Xinacó (se refiere al municipio de Santo Domingo Xenacoj, Sacatepéquez), San Juan Sacatepéquez y La Hermita, por tener dichas parroquias varios pajuides y sitio a la otra banda del río Grande. Por estos valles corren cinco ríos de norte a sur; y aunque regularmente llevan bastante caudal, pero algunas veces tienen avenidas sobrado crecidas, todos corren de norte a sur yl tienen los nombres de los sitios, y así se llaman el río de Chivac, el de Trapiche, el de Urrán, el de Saltán y el de la Agua Caliente; en sus orillas tiene los sitios de que se habló arriba, con gran multitud de jacales. …El idioma que se habla es únicamente el castellano, los frutos que lleva el terreno son maíces, frijoles y caña en abundancia, y también algunos ganados. …Dice el cura en sus respuestas… que no hay escuela pública de niños”.
Entre sus Reflexiones figura: “Los valles, como se ha dicho algunas veces, son una colección de gentes sin orden, sin sujeción, sin ministros de Justicia, sin cura, sin templo y por tanto sin freno alguno que los contenga, para que se abandonen a cuanto les propone su antojo. En ellos se recogen varias personas fugitivas de sus pueblos, sin que se averigüe ni aun se inquiera quiénes son; y aun cuando se inquiere, para que no pueda averiguarse, muy frecuentemente mudan los nombres, niegan sus pueblos y se dicen de otros distintos y distantes de los suyos, mienten y ocultan su estado, van y vienen cuando se les antoja y lo que esto produce es todo género de desorden y aun de casarse cuantas veces se les antoja, sin que puedan convencerse de sus poligamias, como todo se dice claramente en edicto que expedí a cinco de junio de 1770 con varias providencias para ocurrir a semejantes desórdenes, que considero fuente y origen de todo género de iniquidades. Aun en los valles de esta Presidencia, en que consiste cuasi toda la parroquia, hay fundamento más poderoso que en otras para semejantes excesos; porque son una mezcla de españoles, indios y ladinos promiscua, de manera que en un mismo trapiche viven de todas estas especies por iguales partes; los españoles sumamente atrevidos, los indios igualmente temerosos, los ladinos disimulados y astutos; todos desnudos y juntos a todas horas del día y de la noche, sin Dios, sin iglesia, sin rey, sin vergüenza y sin honor, con que la consecuencia que debo deducir es abstenerme de toda otra reflexión. Aquí concluyen los curatos de Verapaz que están a cargo de los religiosos dominicos y contribuyen al convento de Cobán”.
Unos cinco años antes de que Cortés y Larraz anotara lo precedente, fray Joseph Prado envió desde Cobán, cabecera de la entonces Alcaldía Mayor de la Verapaz, al Oidor de la Real Audiencia, doctor don Basilio Villarraz y Venegas, con fecha 1° de agosto de 1765 una relación de sus poblados: “Santa Cruz Chol. En este pueblo ni hay repartimiento, ni tiene frutos especiales; los pocos vecinos que hay en él se ejercitan en trabajar en los trapiches que hay en los valles de Saltán, Urrán y Chicak”. El último nombrado es el actual municipio de San Miguel Chicaj.
Con su nombre de esa época de Santa Cruz del Chol y perteneciente al entonces curato de San Cristóbal Chicoj en la Alcaldía Mayor de Verapaz, en el “Estado de Curatos del Arzobispado de Guatemala del Real Tribunal y Audiencia de la Contaduría de Cuentas del 8 de julio de 1806” figura con 133 tributarios. No se indicó el total de los habitantes que tenía.
En la tabla impresa anexa a la circular del Jefe Político Superior Gabino Gainza del 7 de noviembre de 1821 para elección de diputados al Congreso de las Provincias Unidas de Guatemala, el poblado ya figura con su nombre actual de Chol, perteneciente al entonces Partido de Salamá. Al hacerse la distribución de los pueblos del Estado de Guatemala para la administración de justicia por el sistema de jurados, conforme a lo decretado en 27 de agosto de 1836 según lo cita Pineda Mont, sólo para ese fin El Chol se adscribió al circuito de Rabinal.
No se tiene localizado, a la fecha, el dato exacto sobre la erección oficial de El Chol como municipio, aunque se supone que si no fue en las postrimerías del período hispánico, conforme a lo transcrito, se considera que se realizó en los primeros años del republicano, específicamente en el año 1827. En el Censo de 1880 ya apareció como municipio, así como en la “Demarcación Política de la República de Guatemala”, Oficina de Estadística, 1892. Conocido durante el período hispánico como Santa Cruz El Chol, su calidad de municipio le fue suprimida durante el período de la Dictadura del General Jorge Ubico por Acuerdo Gubernativo del 29 de agosto de 1935 que lo anexó a Granados, y volvió a restablecerse como en un principio por Acuerdo Gubernativo del 14 de noviembre de 1936.
El Acuerdo Gubernativo del 9 de diciembre de 1948 suministró fondos para la introducción del agua potable, disposición ampliada por la del 23 de enero de 1951. En la cabecera se inauguró el sábado 26 de mayo de 1973 el nuevo servicio de agua potable, trabajo que a un costo de Q28,440.00 estuvo a cargo de la Dirección General de Obras Públicas del Ministerio de Comunicaciones y Obras Públicas.
Por Acuerdo Gubernativo del 18 de febrero de 1915 se aceptó la donación de un predio para ensanchar el cementerio de la cabecera. El del 31 de marzo de 1941 estableció cementerios en las aldeas Ojo de Agua y Lo de Reyes.
La oficina telegráfica se estableció por Acuerdo Gubernativo del 15 de diciembre de 1915. La oficina postal fue establecida de tercer orden por el del 9 de septiembre de 1865; el del 4 de junio de 1949 abrió al servicio público oficina de Correos y Telecomunicaciones de tercera categoría, misma que mantuvo la oficina postal y telegráfica de la Dirección General de Correos y Telégrafos del Estado, que actualmente es privada por concesión gubernamental y que administra “Correos de Guatemala”.
El 30 de julio de 1973 se inauguró una venta municipal de medicinas de parte del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social. En enero de 1974 se construyó un puesto de salud. La obra, cuyo costo fue de Q7,609.63, se inició el 18 de junio de 1973 por la Dirección General de Obras Pública.
El Instituto Nacional de Electrificación (INDE) inauguró el 20 de julio de 1973 el servicio de alumbrado eléctrico. Conforme a datos publicados, el Ministerio de Comunicaciones y Obras Públicas había realizado la construcción de la red de distribución de energía eléctrica por valor de Q4,300.00. La Empresa Guatemalteca de Telecomunicaciones (GUATEL) tenía en 1973 instalada una planta de conmutadores manuales telefónicos con capacidad de seis líneas. Actualmente no se cuenta con telefonía domiciliar en el municipio, solamente con algunas empresas de telefonía móvil.
El Instituto Guatemalteco de Turismo (INGUAT) indicó que en las aldeas Ojo de Agua, Los Jobos, Los Amates y Lo de Reyes, se acostumbran los bailes folklóricos El Costeño y El Venado el 3 de mayo, Día de La Cruz. Además, su antiquísima Iglesia es uno de los atractivos turísticos, y la belleza natural convierte en sitios ecoturísticos al río Agua Caliente que recorre el municipio, las Cuevas de Moctezuma y el Paraje del Sol y la Luna, en la aldea Ojo de Agua.
Con el nombre de Chol, perteneciente al círculo El Chol, 39° distrito, figura la cabecera en la tabla para elección de diputados a la Asamblea Constituyente, conforme al decreto N°. 225 del 9 de noviembre de 1878.
En los datos publicados con motivo del Censo General de Población realizado el 31 de octubre de 1880, se lee: “El Chol, pueblo del departamento de la Baja Verapaz, dista de Salamá 12 leguas; 677 habitantes. Los más importantes productos son las maderas de toda clase, la cera de Castilla y caña de azúcar. La industria de los naturales consiste en el beneficio de sus mismos productos. Tiene un servicio postal establecido quincenalmente y dos escuelas”.
Según datos de 1955, vivían en la cabecera 321 habitantes y en todo el municipio 3,904, que componían 1,254 familias. Poseía un porcentaje de indígenas de 43.2 y de analfabetos de 76.7. Contaba con servicio de agua potable, pero en las poblaciones rurales se surtían de los manantiales. No había asistencia médica ni hospitalaria, las enfermedades endémicas eran paludismo y gastrointestinales. Carecía de luz eléctrica, salón de cine y campos para deportes; como mercado fungía una galera. Había dos escuelas urbanas y cuatro rurales mixtas. Como industria digna de estímulo se mencionó la fabricación de aguarrás y de brea. Los cultivos de la zona eran maíz, frijol, arroz, café y caña de azúcar. La municipalidad señaló como problemas urgentes el servicio de alumbrado eléctrico, un mercado municipal, drenajes y campos para deportes.
El Censo de 1964 dio 5,242 habitantes: Urbano 606 (masculino 279, femenino 327); grupo étnico no indígena 525 (masculino 245, femenino 280); grupo étnico indígena 81 (masculino 34, femenino 47). Rural 4,636 (masculino 2,347, femenino 2,289); grupo étnico no indígena 3,872 (masculino 1,970, femenino 1,902), indígena 764 (masculino 377, femenino 387). Población de 7 años y más, urbano 462 (alfabetos 246, analfabetos 216); rural 3,400 (alfabetos 878, analfabetos 2,522). Total de asistencia escolar 258 (urbano 77, rural 181). La densidad de población se estimó en 37 habitantes por km2.
Los datos proporcionados por Estadística correspondientes al VIII Censo General de Población, del 7 de abril de 1973, dieron 5,357 habitantes, de los cuales 2,674 eran hombres y 2,683 mujeres. Urbano 839 (hombres 407, mujeres 432); Rural 4,518 (hombres 2,267, mujeres 2,251). Información posterior indicó 5,363 (hombres 2,691, mujeres 2,672); alfabetos 1,553, indígenas 1,010. Urbano 814 (hombres 382, mujeres 432); alfabetos 401, indígenas 118. En la presentación preliminar del XI Censo Nacional de Población, realizado en el año 2002, se establecen 8,460 habitantes y 2,229 viviendas, sin embargo, se sabe que no fueron visitadas todas las viviendas del municipio.